Baile Goreano

BAILE GOREANO
                                                                       
                                                                                  
El baile de una esclava es, en sus miles de variantes, la forma en la cual una mujer expresa la profundidad de su naturaleza. En cada danza, la mujer se mueve y se muestra como tal, en toda su belleza y excitación. Se dice que un baile Goreano es una forma de expresión desenfrenada para la esclava , un camino para ella de bailar sus pasiones, deseos y su amor por su Señor. 
Bailar en gor es el último nivel demostrado por una esclava en el arte de excitar a los Señores. Hay muchos bailes estructurados en las Crónicas de la Contratierra, y otros que son mencionados pero nunca descritos.
El aspecto más importante en los bailes es que la bailarina cuenta una historia, interpreta para los Señores y la única forma de representarla es improvisando. De aquí que los bailes difieran según el tipo de baile, la ciudad de donde proceda la esclava, incluso de la propia esclava.
                                                                              
                     TIPOS DE BAILES
DANZA DE LA NECESIDAD
Me giré y le presté atención a la esclava retorciéndose en el suelo delante de nosotros. Ella estaba interpretando un baile de necesidad, de un tipo no muy común entre las esclavas Goreanas. Este baile se caracteriza por tener normalmente unas fases claras, evidentes no sólo en las expresiones y movimientos de la chica, sino también en la naturaleza de la música de acompañamiento. Hay normalmente cinco fases para este baile. En la primera fase la chica, bailando, finge indiferencia a los hombres presentes ante los que interpreta. En la segunda fase, aunque ella aún no ha sido violada, su angustia y dificultad, su inquietud, su trastorno por sus deseos sexuales, deber ponerse de manifiesto sutilmente. Debe ser evidente que ella está empezando a sentir su sexualidad, y todavía lucha contra ella. Hacia el final de esta fase, debe quedar claro que no solo ella tiene necesidades sexuales profundas, sino que ella está empezando a temer que no sea capaz, simplemente siendo ella, de que los hombres obtengan suficiente satisfacción. Aquí, necesita, unidos la ansiedad y la duda por no haber sido forzada por los hombres, volverse clara. En la tercera fase del baile ella, de una forma delicada, se reconoce vencida en su intento de disimular su sexualidad. Entonces, de una forma delicada, también, delicada pero clara, con reservas pero sin errores, reconoce públicamente ante los Señores que ella tiene deseos sexuales.
Es ahora con sonrisas y gestos, exhibiéndose, cuando manifiesta su preparación para el servicio de los hombres, su buena voluntad y su receptividad. Ella los invita, por decirlo así, a tenerla. Pero ella aún no ha sido atenazada por un brazo, tobillo, o por su collar, un pulgar enganchado rudamente bajo el, o por el pelo, y empujada al suelo. Acaso ella no es lo suficientemente agradable? Que pasa si ella no queda satisfecha? Ella debe seguir bailando, sola, pasando desapercibida. En este punto se vuelve claro para ella que no significa que sea una conclusión inevitable el que los hombres la encuentren de interés, o que ellos vean apropiado satisfacerla. Ella debe esforzarse en ser agradable. Si no es lo bastante buena, puede ser encadenada, insatisfecha, otra noche sola en la perrera. Hay siempre otras chicas. Ella debe ganarse su “violación”. También, si ella no es suficientemente agradable, es posible a que puede ser destruida. Los Goreanos ponen pocos impedimentos a la forma en que una esclava libera su sexualidad. En esta fase de la danza, entonces, descaradamente, la mujer baila su necesidad y ruega su liberación sexual, La fase de la danza es normalmente conocida como “Calor del animal con collar”. La quinta, y fase final del baile, es bastante más dramática y excitante. En esta fase la chica, vencida por el deseo sexual y atemorizada de no ser lo suficientemente agradable, manifiesta clara, y totalmente, que es una esclava. En esta parte del baile la chica rara vez permanece de pie. Más bien sentada, doblada y cambiando de posición, de lado, de espalda, medio arrodillada, medio sentada, arrodillada, reptando, estirándose, inclinándose hacia atrás, acostándose, girándose con pasión, gesticulando con su cuerpo, presentándolo a los Señores para su inspección e interés, lloriqueando, gimiendo, gritando, presentándose descaradamente como una esclava, suplicando su violación, ella se retuerce, una esclava lastimosa, suplicante, vulnerable y preparada, una mujer preparada por y para el tacto del Señor, una esclava totalmente sometida. Esta parte de la fase es a veces conocida como El Calor de la Esclava.
La música paró con un remolino de sonido y la chica, con un sonar de campanas, se acostó ante la mesa de Policrates, lloriqueando, con su mano extendida. Ella levantó su cabeza. Yo leí la necesidad en sus ojos. Ella era en realidad una esclava.




Pícaro de Gor

                                                                                    

SA-EELA

El Sa-eela es uno de los bailes más movidos, profundamente rítmico, y erótico de las danzas de las esclavas en Gor. Pertenece, generalmente, al género de danzas comúnmente conocido como Danzas Señuelo de las esclavas hambrientas de amor. El tema común de este género, por supuesto, es el intento por parte de una esclava, abandonada para llamar la atención del Señor. El Sa-eela, normalmente es interpretado en la desnudez, ya sea por una sclava de bajo rango como por una chica liberada de todos los impedimentos excepto de su collar. Es uno de los bailes más poderosos de Gor. Se realiza de forma diferente según las ciudades, pero las variaciones practicadas en las ciudades cercanas al río, y generalmente en las llanuras del Vosk, están, en mi opinión, entre las mejores. No hay ninguna estandarización para mejor o peor en los bailes de las esclavas Goreanas. No sólo pueden los bailes diferir de ciudad en ciudad, sino incluso de taberna a taberna, y de chica a chica. Esto es porque cada chica, en su propia forma, brinda la naturaleza de su cuerpo, sus propias disposiciones, su propia sexualidad y necesidades, su propia personalidad, a la danza. Para la mujer, la danza de una esclava es una forma creativa de arte, único y personal. También, le proporciona una modalidad profundamente íntima de expresión.
El Sa-eela, por supuesto, no es la clase de bailes que pueden ser interpretados por una mujer libre. 
Peggy, ahora bailó sobre sus rodillas, al fondo de la mesa usándola en su baile, Presionando su vientre contra ella, y tocándola con sus manos, cuerpo y labios. Entonces, se puso de espaldas, en las baldosas, de lado, de rodillas, prostrada y de nuevo, con la cara hacia arriba, y entonces retorciéndose, de frustración y soledad. Permanece ante el Señor, con las manos alzadas, ambas juntas sobre su cabeza.
Yo observé a la bailarina lo notable de sus pequeños y cerrados puños en las baldosas, lo arañado en la su superficie de sus uñas, el giro de una cadera, el liso de un muslo, la elevación de una rodilla, el giro de su cabeza. Ella estaba tumbada sobre su espalda, y lloriqueando, cayendo en la miseria, escociéndole la palma de las manos, con los talones magullados. Podría haber estado en una celda, encerrada lejos de los hombres.
Entonces giró sobre su estómago, y se levantó con sus manos y rodillas, la cabeza baja acordándose de esa posición durante un momento. Entonces, la música empezó una fase melódica diferente, una menos física y frenética, casi lírica. Gateó unos pasos a su izquierda y levantó su cabeza. Alargó su pequeña mano. Parecía que allí se encontraba alguna barrera, una pared limitante. Entonces se levantó. Rápidamente, sus manos parecían trazar el lugar de la firme barrera, esas paredes invisibles que parecían contenerla. Entonces, nos miró y puso su cabeza entre sus manos, inclinada, y enderezado su cuerpo, con el pelo echado hacia atrás. “¡?” parecía preguntar, mirando como si algunos carceleros rudos hubieran venido a la puerta de su redil. Pero, por supuesto, no había nadie allí y en la interpretación del baile, esto estaba claramente definido Entonces, en una conmovedora fantasía, dentro de su redil, ella se prepara para su Señor. Parecía seleccionar concienzudamente sus sedas y joyas, parecía aplicarse cosméticos, parecía engalanarse con el esplendor de una reluciente y diáfana esclava. Entonces, cruzó sus muñecas y las movió, como si hubieran sido atadas. Las extendió delante suya como si la correa que las ataba estuviera demasiado tirante. Parecía que ella, con la cabeza alta, era una esclava atada con su cuerda puesta, dentro de la jaula. En la puerta de la jaula, por supuesto, sus muñecas se separaron, y sus pequeñas palmas y dedos nos señalaron claramente, que ella aun estaba encerrada. Volvió al centro de la jaula, cayó sobre sus rodillas, se cubrió la cabeza con las manos y lloró.
La siguiente fase de la música comenzó en este punto.
Ella miró hacia arriba. Había sonado algo en el pasillo, más allá de la puerta. Se levantó de un salto y se acercó a la pared de la celda. Esta vez, parecía, realmente, que había hombres allí, que habían venido a por ella. Levantó la cabeza. Ella se giró, fingió desdén. Entonces, pareció como si ella, asustada, mirara el suelo de la celda, llamándolos, levantando la cabeza, cogiéndoselas lastimosamente. Rogando ser considerada. Parecía, mientras se encogía asustada, que la puerta de la celda había sido abierta. Ella se arrodilló rápidamente en la posición de esclava de placer. Obviamente, temía a sus rudos carceleros. Por segunda vez, pareció que había sido golpeada con un látigo. Entonces otra vez asumió la posición de una esclava de placer. Inclinó la cabeza. Entendía bien lo que se esperaba de ella. Iba a actuar bien en las baldosas del salón de fiestas. “Si, Señores” parecía decir. Pero que poco hicieron sus carceleros, quizá solo comunes y groseros colegas, entendieron que eso es lo que precisamente ella también deseaba hacer. Tanto había esperado, con una frustración cruel, insatisfecha y sola, en su celda este justo momento, la preciosa oportunidad en la que una simple esclava puede permitirse ser expuesta, presentarse para la consideración de su Señor. ¿Cuanto pueden ellos entender la conmoción y el significado de este momento para ella? Ella iba a tener una oportunidad de presentarse ante el Señor! Quien sabe si en esa casa tan grande, una con celdas y carceleros, se le iba a dar alguna oportunidad? Y parecía que iba a ser trasportada por sus pies y sus muñecas, fuerte y cruelmente atadas en su espalda. Su cabeza y cuerpo entonces, quedaban inclinados. Su cabeza doblada, como si estuviera la mano de un hombre en ella. No como una esclava de alto nivel que, vestida con joyas y sedas relucientes, elegantemente atada, iba a ser conducida al lugar donde realizar el baile, algún banquete aristocrático. En cambio, cruelmente atada y desnuda ella iba a ser arrojada ante los Señores en una fiesta de borrachos. Entonces, con pasos pequeños y rápidos, describió un amplio círculo en las baldosas. Parecía que era arrojada arrodillada, ante nosotros. Sus manos todavía estaban en su espalda como si estuvieran terriblemente atadas. Nos miró. Nosotros éramos los Señores ante los cuales ella iba a danzar. Se levantó y se inclinó mientras sus manos estaban siendo desatadas. Entonces, flexionó las piernas y levantó sus manos por encima de su cabeza, como hizo en un principio.
Las fases finales de Sa-eela empezaron entonces.
En estas fases la chica, con toda su belleza desprotegida, y desnuda excepto por su collar de esclava, intentó despertar el interés de su Señor.
El cuerpo de Peggy brillaba por el sudor. Ella tenía los pies pequeños y curvas maravillosas. Su cuerpo era magnífico.
Ahora ella entró en la fase de manifestación del Sa-eela. En esta parte del baile, la chica llamaba la atención a varios aspectos de su belleza, desde brillo de su pelo hasta sus tobillos, desde sus pequeños pies hasta sus finos y pequeños dedos.
La música ahora, vibrando, se dirigía hacia el clímax del Sa-eela. En estas, las partes finales del Sa-eela, la esclava, en efecto, se ponía a la merced del Señor. Ella ya había presentado ante Él, casi con una encantadora enumeración, la mayoría de aspectos externos y rítmicos de su belleza. Ella se había expuesto hasta ahora ante Él como un objeto en el cual, esperanzadamente, Él podría tomar algún interés. Una mujer puede hacer esto debido a varios motivos, como rabia o su deseo de ser comprada por un Señor adinerado, solo uno de los cuales debería ser un deseo conmovedor y auténtico para ser encontrada agradable por El. En cada exposición puede haber, a pesar de que a menudo no es así, una sutil distinción psicológica, apreciable en el comportamiento, entre en mercader y la chica que está exhibiéndose como mercancía. En el primer caso, donde no existe distinción, que es el caso auténtico, la chica dice “Estoy en venta. Cómpreme y ámeme!” En el segundo caso, la chica dice “Aquí hay una hermosa esclava. ¿Está usted interesado en ella?” En el segundo caso, por supuesto, el Goreano está interesado, a pesar de que la chica no entienda bien porque, no solo en la mercancía sino en la chica que está exhibiendo la mercancía. Ella podría asustarse realmente si entendiera que su intención era poseerla, y en realidad, iba a hacerlo. Los Goreanos, como ya he mencionado, están interesados en poseer a la mujer completa, con toda su dulzura, profundidad, complejidad e individualismo.
La chica ahora, indefensa, con toda su desesperación y esplendor sexual, no estaba bailando aspectos o atributos de su belleza ante su Señor , sino que bailaba sus propias pasiones, sus propias necesidades y deseos, su lastimosa necesidad, belleza e intimidad ante Él. No había freno, reservas, compromisos, divisiones ni distinciones. Sus necesidades estaban tan expuestas como su cuerpo con collar. Ella se bailó ante su Señor.
La música alcanzó el clímax y Peggy, girando, arrojándose de espaldas en las baldosas. Cuando la música llegó a su última nota, ella arqueó su espalda y flexionó sus rodillas, y le miró, con el brazo derecho extendido hacia Él.
                                                                                                                           Guardia de Gor



DANZA DE LA CUERDA
Lancé la cuerda a su garganta “Esto es una cuerda” Dije “Está bien que sea incorporado a tu danza. Tu eres una esclava encordada. No lo olvides. Debes luchar contra la cuerda, y amarla. Está confinada a tu cuerpo, puedes usarla para acariciar tu cuerpo, como una invitación para tu Señor, un símbolo de su dominación ante ti. Tu no tienes que bailar siempre de pie. Una mujer puede danzar estupendamente arrodillada, moviendo tan solo una mano, o de espaldas, o con el vientre, o de lado. En todas las cosas no olvides que eres una esclava.”
“¿Está ordenándome que baile ante usted?” preguntó ella
“Si,” dije yo “baila ahora como una esclava dominada. Y si no quedo bien satisfecho, serás bien azotada, si no muerta.
“Si Señor.” Dijo ella
Yo entonces di una palmada, y, aterrorizada, la chica bailó. No se le había enseñado el baile de la cuerda, uno de los mas bellos de los bailes de las esclavas de Gor, pero improvisó bien. En realidad, era difícil creer que ella no hubiera entrenado. Me incliné a creer que los bailes de necesidad y de exhibición de las mujeres eran, al menos en su base, instintivos. Sospeché que hay una disposición genética en la mujer hacia este tipo de comportamiento y a esa clase de movimiento, estrechamente ligados al comportamiento señuelo y los movimientos de amor. Una razón para suponer que ese sea el caso, es que el desarrollo de una chica en ciertas formas de baile no sigue una curva normal. Es como la habilidad del ser humano para hablar, lo que ha tenido un enorme valor de supervivencia, puesto que ha habido una selección. Similarmente, la maravillosa adaptación de la mujer para la danza erótica posiblemente se hubiera seleccionado. De cualquier forma, la verdad puede estar en estas opiniones, las mujeres femeninas, quizá por el horror de sus hermanas más masculinas, parecen tener naturalidad en la belleza de esos bailes eróticos. Al menos, quizá inexplicablemente, ellas son maravillosamente buenas en eso. Estas disposiciones genéticas, por supuesto, si existen, pueden ser culturalmente suprimidas.
Yo miré el baile de la chica. Era bastante buena.
“Ahora te estás trasformando en una mujer” dije yo. Ella se arrodilló sobre sui rodilla derecha, su pierna izquierda estaba estirada; la cuerda estaba cogida, por una vuelta, sobre su muslo izquierdo, sus manos, también estaban en el muslo izquierdo; su cabeza estaba baja, pero girada hacia mi, su labio temblaba.
“Continúa bailando, esclava” le dije
“Si Señor” dijo ella.
La miré, y me maravillé. Es interesante notar que esos movimientos, los de las danzas de esclava, a pesar de las inhibiciones de las rígidas culturas, pueden ocurrir en el sueño de una chica, y también, casi espontáneamente, cuando ella, desnuda, sola, pasea ante un espejo en su habitación. Cuan nerviosa debía de estar ella para ver repentinamente su cuerpo moverse como el de una esclava. Podría haber sido ella quien lo movía? Más tarde, quizá para su sorpresa, se encuentre a sí misma ante el espejo Ella está desnuda, y sola. Entonces, apenas entendiendo lo que esta ocurriendo en ella, vea que la chica del espejo ha comenzado a bailar. Los movimientos no son distintos a los de aquellas mujeres que, hace mil años, bailaban a la luz del fuego en las cavernas, ante sus Señores. Entonces, sabiendo bien que es ella misma quien danza, ella baila descarada, alocadamente , delante del espejo. Ella presenta su belleza desnuda en esos movimientos, las actitudes y posturas de la esclava. Entonces quizá ella caiga a la alfombra, arañándola, presionando su vientre contra ella, “Yo quiero un Señor” susurra. Yo ahora me levanto. Mis brazos están doblados.
La chica ahora estaba arrodillada, a mis pies, la cuerda de su cuello la estiraba hacia la estaca. Todavía en su baile, empezó a besar mi cuerpo.
Entonces, la cogí por los brazos y la sostuve medio levantada, ante mi.
“Por favor, no me azote” rogó ella
Entonces, la arrastré al lado de la estaca. La arrodillé alli. Ella me miró. “Bailaste bien como esclava” Dije yo
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DANZA DE LA REBELIÓN
Estos bailes no son descritos mucho porque es obvio que quieren demostrar ciertas emociones. Dejan a una chica demostrar odio y rebelión hacia su maestro pero así no es como acabarán. Cada uno de estos bailes concluyen con la entrega de la chica a su Señor como esclava de placer. Como la orden “Rebelión Aparente”, estos pueden ser unos bailes crueles que hacer bailar a una chica.

                                                                              
DANZA DEL FELPUDO 
Es otra danza no descrita mucho en los libros. Está interpretada en un felpudo de esclava y consiste en varios movimientos en el suelo.

                                                                      
DANZA DE LA MARCA
Éste es un baile mencionado en los libros, pero nunca descrito. Es seguro asumir que es un baile que expresa la historia de una chica siendo marcada. Las primeras fases del baile pueden tratar de los temores de la chica sobre ser marcada. Las fases intermedias representarán la marca actual y las últimas fases mostrarán a la chica aceptando y admirando su nueva marca.

                                                                             
DANZA DE LA BALDOSA
El baile de la baldosa generalmente se realiza sobre baldosas rojas, normalmente bajo la argolla de esclava del sofá del Señor. La chica interpreta el baile sobre su espalda, su estomago o de lado. Normalmente su cuello está encadenado a la argolla. El baile significa la inquietud, la miseria, de una esclava de placer hambrienta. Es una premisa del baile que la esclava se mueva y gire, y se retuerza, en su necesidad, como si estuviera completamente sola, como si su necesidad fuera solo sabida por ella; entonces, supuestamente, el Señor la sorprende, y ella intenta ahogar la inquietud y el tormento de sus necesidades; entonces, se rinde su orgullo en el instante final, ella se retuerce abiertamente, lastimosamente, ante Él, rogándole que se digne a tocarla. No es necesario decir que el baile entero es observado por el Señor, y esto, en realidad, por supuesto, es sabido por los dos, la bailarina , la audiencia y el Señor. El baile de la baldosa, por razones simples psicológicas y de comportamiento, realizándose bajo el contexto de la sumisión y los movimientos del cuerpo, puede despertar lastimosamente incluso a una capturada, a una mujer libre, y , en el caso de una esclava, por supuesto, puede hacerla gritar y sollozar de necesidad.
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DANZA DE LA CADENA
Este es uno de los “bailes de historias” mas largos, incorporando un guerrero en el baile con la esclava. La esclava progresivamente es estirada por el guerrero por una larga cadena enganchada a su collar.
La figura de esa mujer envuelta en negro empezó a bajar la escalera del carro. Una vez sobre el suelo se detuvo y permaneció inmóvil durante un largo momento. Y entonces empezaron a tocar los músicos. El primero en hacerlo fue el tambor, que marcó un ritmo como de latidos en frenesí.
La bailarina parecía huir, corría a uno y otro lado siguiendo la música, y evitaba obstáculos imaginarios. Era algo muy bello, que sugería la escapada de una ciudad en llamas, llena de seres que corrían en busca de la salvación. De pronto apareció la figura de un guerrero, apenas indistinguible en la oscuridad, cubierto por una capa roja. Imperceptiblemente se fue acercando, y la chica no podía evitarlo, pues allá donde corría encontraba siempre al guerrero. Finalmente, el hombre de la capa le ponía la mano sobre el hombro. La chica echó hacia atrás la cabeza y levantó los brazos, y pareció entonces que todo su cuerpo expresaba desdicha y desesperación. El guerrero la hizo volverse para quedar cara a cara con ella, y en ese momento, con ambas manos, la despojó de la capucha y del velo.
El público gritó entusiasmado.
El rostro de la chica mantenía una expresión estilizada e invariable de terror, pero aún así se hacía evidente que era una belleza. Yo ya la había visto antes, naturalmente, y Kamchak también, pero seguía siendo todo un espectáculo verla a la luz del fuego: su cabello era largo y sedoso, negro, sus ojos oscuros y su piel morena.
Permanecía implorante ante el guerrero, pero él no se movía. Ella se retorcía desesperadamente e intentaba escapar, pero no conseguía liberarse de su presa.
Finalmente levantó las manos de los hombros de la chica, y ésta, mientras arreciaban los gritos del público, se derrumbaba a sus pies, tristemente, para pasar a ejecutar la ceremonia de la sumisión: se arrodilló, bajó la cabeza, alargó los brazos hacia delante y cruzó las muñecas.
El guerrero se apartó de su lado y levantó un brazo.
Alguien le lanzó la cadena y el collar desde la oscuridad. Por medio de gestos le indicó a la mujer que se levantara. Ella le obedeció y quedó de pie frente a él, cabizbaja.
El guerrero le levantó la cabeza y acto seguido un chasquido que todo el público pudo oír indicó que el collar se había cerrado en torno al cuello de la chica. La cadena que pendía del collar era bastante más larga que la de un Sirik, pues debía medir unos seis metros.
La chica pareció entonces, siempre al ritmo de la música, girar, escurrirse y alejarse del guerrero, mientras él desenrollaba la cadena, y de este modo quedó, en actitud desesperada con los seis metros de cadena desplegados. La chica se agachó, sujetó la cadena con las manos y así permaneció inmóvil durante un buen rato.
Aphris y Elisabeth observaban todo esto con una gran fascinación. Kamchak tampoco había podido apartar los ojos de aquella mujer.
La música se había detenido.
Y después, tan repentinamente que por poco salto sobre mi asiento, la multitud gritó de entusiasmo, y la música empezó a sonar otra vez. Pero lo hacía de forma diferente, pues en ese momento se trataba de un grito de rebelión salvaje, de un grito de rabia, y la muchacha de Puerto Kar se convirtió súbitamente en un larl encadenado, que lanzaba dentelladas y zarpazos a la cadena, y se deshizo de sus ropas negras para revelarse envuelta en las diáfanas sedas de placer de color amarillo. La danza transmitía un sentimiento de odio y frenesí, una furia que obligaba a la bailarina a enseñar los dientes, a rugir. Giraba en el interior del collar, tal y como permite el collar turiano, y daba vueltas en torno al guerrero como si se tratase de una luna cautiva alrededor del sol rojo que la aprisionaba, siempre con la cadena extendida. El guerrero empezó entonces a recuperar la cadena haciendo que la muchacha se acercase de nuevo a él. A veces permitía que retrocediera, pero la cadena no volvió a extenderse en toda su longitud, y cada vez que le permitía retroceder recuperaba un poco más de cadena. 
La danza contenía algunas fases que dependían de la amplitud de la órbita. Algunas de estas fases eran muy lentas, y no contenían movimientos, salvo algún giro de cabeza o movimiento de manos. Por el contrario, otras eran rápidas y desafiantes, y otras gráciles y suplicantes. Algunas eran de complicada ejecución, otras sencillas. Algunas eran orgullosas, y otras inspiraban compasión. Pero después de cada uno da estas fases, un hecho se repetía: la chica estaba más cerca del guerrero de la capa, hasta que su puño alcanzó el collar turiano. Cuando esto ocurrió, levantó a la chica, derrotada y exhausta, para atraerla a sus labios y someterla con un beso. Las manos de la bailarina le rodearon el cuello y sin oponer resistencia alguna, con la cabeza apoyada en el pecho del guerrero, se dejó levantar en sus brazos. Seguidamente, ambos desaparecieron en la oscuridad.
Nómadas de Gor



-la danza de la cadena: La figura de esa mujer envuelta en negro empezó a bajar la escalera del carro. Una vez sobre el suelo se detuvo y permaneció inmóvil durante un largo momento. Y entonces empezaron a tocar los músicos. El primero en hacerlo fue el tambor, que marcó un ritmo como de latidos en frenesí.
La bailarina parecía huir, corría a uno y otro lado siguiendo la música, y evitaba obstáculos imaginarios. Era algo muy bello, que sugería la escapada de una ciudad en llamas, llena de seres que corrían en busca de la salvación. De pronto apareció la figura de un guerrero, apenas distinguible en la oscuridad, cubierto por una capa roja. Imperceptiblemente se fue acercando, y la chica no podía evitarlo, pues allá donde corría encontraba siempre al guerrero. Finalmente, el hombre de la capa le ponía la mano sobre el hombro. La chica echó atrás la cabeza y levantó los brazos, y pareció entonces que todo su cuerpo expresaba desdicha y desesperación. El guerrero la hizo volverse para quedar cara a cara con ella, y en ese momento, con ambas manos, la despojó de la capucha y del velo.
El público gritó entusiasmado.
El rostro de la chica mantenía una expresión estilizada e invariable de terror, pero aun así se hacía evidente que era una belleza. Yo ya la había visto antes, naturalmente, y Kamchak también, pero seguía siendo todo un espectáculo verla a la luz del fuego: su cabello era largo y sedoso, negro, sus ojos oscuros y su piel morena.
Permanecía implorante ante el guerrero, pero él no se movía. Ella se retorcía desesperadamente e intentaba escapar, pero no conseguía liberarse de su presa.
Finalmente levantó las manos de los hombros de la chica, y ésta, mientras arreciaban los gritos del público, se derrumbaba a sus pies, tristemente, para pasar a ejecutar la ceremonia de la sumisión: se arrodilló, bajó la cabeza, alargó los brazos hacia delante y cruzó las muñecas.
El guerrero se apartó de su lado y levantó un brazo.
Alguien le lanzó la cadena y el collar desde la oscuridad.
Por medio de gestos le indicó a la mujer que se levantara. Ella le obedeció y quedó en pie frente a él, cabizbaja.
El guerrero le levantó la cabeza y acto seguido un chasquido que todo el público pudo oír indicó que el collar se había cerrado en torno al cuello de la chica. La cadena que pendía del collar era bastante más larga que la de un Sirik, pues debía medir unos seis metros.
La chica pareció entonces, siempre al ritmo de la música, girar, escurrirse y alejarse del guerrero, mientras él desenrollaba la cadena, y de este modo quedó, en actitud desesperada con los seis metros de cadena desplegados. La chica se agachó, sujetó la cadena con las manos y así permaneció inmóvil durante un buen rato.
Aphris y Elizabeth observaban todo esto con una gran fascinación. Kamchak tampoco había podido apartar los ojos de aquella mujer.
La música se había detenido.
Y después, tan repentinamente que por poco salté sobre mi asiento, la multitud gritó de entusiasmo, y la música empezó a sonar otra vez. Pero lo hacía de forma diferente, pues en ese momento se trataba de un grito de rebelión salvaje, de un grito de rabia, y la muchacha de Puerto Kar se convirtió de súbito en un larl encadenado, que lanzaba dentelladas y zarpazos a la cadena, y se deshizo de sus ropas negras para revelarse envuelta en las diáfanas Sedas de Placer de color amarillo. La danza transmitía un sentimiento de odio y frenesí, una furia que obligaba a la bailarina a enseñar los dientes, a rugir. Giraba en el interior del collar, tal y como permite el collar turiano, y daba vueltas en torno al guerrero como si se tratase de una luna cautiva alrededor del sol rojo que la aprisionaba, siempre con la cadena extendida. El guerrero empezó entonces a recuperar la cadena, haciendo que la muchacha se acercase lentamente hacia él. A veces permitía que retrocediera pero la cadena no volvió a extenderse en toda su longitud, y cada vez que le permitía retroceder recuperaba un poco más de cadena. La danza contenía varias fases, que dependían de la amplitud de la órbita. Algunas de esas fases eran muy lentas, y casi no contenían movimientos, salvo algún giro de cabeza o un movimiento de manos. Por el contrario, otras eran rápidas y desafiantes, y otras gráciles y suplicantes. Algunas eran de complicada ejecución, otras sencillas. Algunas eran orgullosas, y otras inspiraban compasión. Pero después de cada una de esas fases un hecho se repetía: la chica estaba más cerca del guerrero de la capa, hasta que su puño alcanzó el collar turiano. Cuando esto ocurrió, levantó a la chica, derrotada y exhausta, para atraerla a sus labios y someterla con un beso. Las manos de la bailarina le rodearon el cuello y sin oponer resistencia alguna, con la cabeza apoyada en el pecho del guerrero, se dejó levantar en sus brazos. Seguidamente, ambos desaparecieron en la oscuridad.

                                                                                                    
DANZA DEL AMOR DE LA ESCLAVA CON SU COLLAR NUEVO
Me giré a los músicos.“¿Conocéis la Danza del Amor de la Esclava con su Nuevo Collar?
“¿La de Puerto Kar?” Preguntó el jefe de los músicos
“Por supuesto”

Cuando estuvimos en casa del herrero había adquirido muchas otras chucherías, además de los collares de esclava.
“Levántate” Ordenó Thurnock a Turra
Obedeció asustada. Ahora estaba e pie sobre la mullida alfombra. A un gesto de Clitus también Ula se puso en pie.
Puse aros y brazaletes de esclava en los tobillos y brazos de Midice y arranqué la pequeña túnica de seda que cubría su cuerpo. Toda ella era una máscara de terror.
La levanté del suelo y permanecí erguido ante ella.

“Tocad” Ordené a los músicos.
Hay muchas variantes de la Danza del Amor de la Esclava con su Nuevo Collar, pero el tema común es que la muchacha baila ante el gozo de ser poseída por su fuerte conquistador.
Los músicos empezaron a tocar, y a las palmas y gritos de Thurnock y Clitus las dos chicas empezaron a bailar ante ellos.
“Baila” Ordené a Midice.
Aterrada y con lágrimas en los ojos, Midice levantó los brazos. 
Volvía a bailar ante mí, con aquellos deliciosos tobillos y muñecas juntas, como encadenados, pero, en esta ocasión llevaba aros y brazaletes de esclavas que, representaban las cadenas de su condición. Estaba seguro que no acabaría el baile escupiéndome al rostro.
Temblaba
“Di que te complace mi danza” Me rogaba.
“No la tortures de esa manera” Me dijo Telima.
“Vete a la cocina, Esclava de la Olla” Ordené

Telma, con la túnica de rep tiznada, dio media vuelta y abandonó la habitación como había ordenado.
La música era cada vez más rápida.
“Donde has dejado tu insolencia, tu desprecio? Pregunté a Midice
“Se cariñoso con Midice” Gimió

La música había adquirido un ritmo salvaje.
De pronto Ula, plantándose ante Clitus, rasgó su túnica de seda y continuó bailando con los brazos extendidos hacia su Amo.
Clitus se levantó de un salto y tomándola en los brazos la llevó hasta la habitación. Solté una carcajada.
Pero casi al instante Turra fue quien me sorprendió. Ella, una de las hijas de los cultivadores de rende, se ofreció de modo similar a Thurnock, un humilde labrador. El gigante, lanzando una sonora carcajada, la tomó en sus fuertes brazos y se retiró a su habitación.
“¿He de bailar por mi vida?” Preguntó Midice.
“Si,” respondí desenvainando mi espada Goreana.

Bailó con todas las fibras de su ser, tratando de complacerme mientras miraba constantemente a mis ojos, intentando leer en ellos su destino. Por fin, cuando agotó todas sus fuerzas, cayó a mis pies, ocultando el rostro en mis sandalias.
“¿Os he complacido, mi Amo?”
Ya había tenido suficiente distracción
Conquistadores de Gor



La Danza del Amor de la Esclava con su Nuevo Collar: Puse aros y brazaletes de esclava en los tobillos y brazos de Mídice y arranqué la pequeña túnica de seda que cubría su cuerpo. Hay muchas variantes de la Danza del Amor de la Esclava con su Nuevo Collar, pero el tema común es que la muchacha baila ante el gozo de ser poseída por su fuerte conquistador. De pronto Ula, plantándose ante Clitus, rasgó su túnica de seda y continuó bailando con los brazos extendidos hacia su amo.
Clitus se levanto de un salto y tomándola en los brazos la llevó hasta su habitación.
Solté una carcajada.
Pero casi al instante Thura fue quien me sorprendió. Ella, una de las hijas de los cultivadores de rence, se ofreció de modo similar a Thurnock, un humilde labrador. El gigante, lanzando una sonora carcajada, la tomó en sus fuertes brazos y se retiró a su habitación. ¿He de bailar por mi vida? —preguntó Mídice. Sí —respondí desenvainando la espada goreana.
Bailó con todas las fibras de su ser tratando de complacerme mientras miraba constantemente a mis ojos, intentando leer en ellos su destino. Por fin, cuando agotó todas sus fuerzas, cayó a mis pies ocultando el rostro en mis sandalias.



DANZA DE LAS SEIS CORREAS

“Puedes bailar, esclava” Dije
Sería la danza de las seis correas.
Dejó caer la seda que la envolvía y se arrodilló ante la gran mesa y mi silla con la cabeza gacha. Llevaba cinco piezas de metal sobre su cuerpo. El collar y los aros que rodeaban sus tobillos y muñecas. De todos ellos pendían pequeñas campanitas. Levantó la cabeza y me miró. Los músicos empezaron a tocar. Seis de mis hombres, cada uno con una correa, se aproximaron a la bailarina. Mantenía los brazos bajos y un poco hacia los dos costados. Las seis tiras se ataron a sus muñecas y tobillos, y las dos restantes a la cintura. Los hombres, cada uno de ellos sujetando una tira, se apartaron a unos dos metros de ella. Tres a cada lado. Estaba aprisionada entre ellos.
Miré a Turra que había sido apresada por los laceros en la isla de Rence. Miraba entusiasmada, como todos los demás.
Sandra, con movimientos felinos, como una mujer desperezándose, extendió los brazos. Los hombres reían. Era como si no supiera que estaba atada. Cuando intentó bajar los brazos a su costado, por un breve instante no lo consiguió; frunció el entrecejo; parecía desconcertada, luego se la permitió moverse a placer.
Dejé escapar una carcajada. Estaba soberbia.
Aún de rodillas, echó la cabeza hacia atrás y con insolencia levantó la mano para quitarse una de las horquillas. De nuevo la correa impidió el movimiento de su brazo durante un instante, a pocos centímetros del cabella. Frunció el entrecejo. Los hombres volvieron a reír. Por fin, unas veces al instante, otras impidiéndoselo, logró soltarse el cabello, aquel hermoso, espeso, largo y negro cabello que estando arrodillada la cubría hasta los tobillos. Luego lo levantó sobre la cabeza, pero las correas apartaron sus brazos y cayó de nuevo, espléndido, sobre su cuerpo. Enojada, luchó por sujetar el cabello sobre la cabeza, pero las correas se lo impedían. Aquel cabello había de caer suelto sobre su cuerpo. 
Entonces, aterrada, como si por una vez comprendiera que era una esclava, se puso en pie de un salto y luchó contra las correas al son de la música.
Me dije que nadie podía superar a las bailarinas de Puerto Kar: eran las mejores en todo Gor.
Negra y dorada, temblando y llorando, bailaba al ritmo de la música y de las campanillas de sus muñecas, tobillos y collar a la luz de las antorchas. Giraba, se retorcía, saltaba. A veces parecía libre, pero en realidad, siempre atrapada por aquellas correas, siempre prisionera. De pronto saltaba hacia uno de los hombres, pero los demás no permitían que llegara a él. Trataba de escapar de aquella tela de araña de correas que la atrapaba, pero no lo conseguía.
Por fin, cuando el terror alcanzaba límites incalculables, los hombres tensaron las correas puño a puño hasta que de pronto liaron sus pies y manos con ellas, levantando sobre sus cabezas el arqueado cuerpo de la esclava capturada.
Los hombres gritaban o golpeaban su puño derecho sobre el hombro izquierdo mostrando su complacencia. Había estado realmente sensacional.

Conquistadores de Gor



- Sería la Danza de las Siete Correas: Dejó caer la seda que la envolvía y se arrodilló ante la gran mesa y mi silla con la cabeza gacha. Llevaba cinco piezas de metal sobre su cuerpo. El collar y los aros que rodeaban sus tobillos y muñecas. De todos ellos pendían pequeñas campanitas. Levantó la cabeza y me miró. Los músicos empezaron a tocar. Seis de mis hombres, cada uno con una correa, se aproximaron a la bailarina. Mantenía los brazos bajos y un poco hacia los costados. Las seis tiras se ataron a sus muñecas y tobillos, y las dos restantes a la cintura. Los hombres, cada uno de ellos sujetando una tira, se apartaron a unos dos metros de ella. Tres a cada lado. Estaba aprisionada entre ellos.
Miré a Thura que había sido apresada por los laceros en la isla de rence. Miraba entusiasmada, como todos los demás.
Sandra, con movimientos felinos, como una mujer desperezándose, extendió los brazos. Los hombres reían. Era como si no supiera que estaba atada. Cuando intentó bajar los brazos a su costado, por un breve instante no lo consiguió; frunció el entrecejo; parecía desconcertada, luego se la permitió moverse a placer.
Dejé escapar una carcajada. Estaba soberbia.
Aún de rodillas, echó la cabeza hacia atrás y con insolencia levantó la mano para quitarse una de las horquillas. De nuevo la correa impidió el movimiento de su brazo durante un instante, a pocos centímetros del cabello. Frunció el entrecejo. Los hombres volvieron a reír. Por fin, unas veces al instante, otras impidiéndoselo, logró soltarse el cabello, aquel hermoso, espeso, largo y negro cabello que estando arrodillada la cubría hasta los tobillos. Luego lo levantó sobre la cabeza, pero las correas apartaron sus brazos y cayó de nuevo, espléndido, sobre su cuerpo. Enojada, luchó por sujetar el cabello sobre la cabeza, pero las correas se lo impedían. Aquel cabello había de caer suelto sobre su cuerpo.
Entonces, aterrada, como si por vez primera comprendiera que era una esclava, se puso en pie de un salto y luchó contra las correas al son de la música.
Me dije que nadie podía superar a las bailarinas de Puerto Kar: eran las mejores en todo Gor.
Negra y dorada, temblando y llorando, bailaba al ritmo de la música y de las campanillas de sus muñecas, tobillos y collar a la luz de las antorchas. Giraba, se retorcía, saltaba. A veces parecía libre, pero, en realidad, siempre atrapada por aquellas correas, siempre prisionera. De pronto saltaba hacia uno de los hombres, pero los demás no permitían que llegara a él. Trataba de escapar de aquella tela de araña de correas que la atrapaba, pero no lo conseguía.
Por fin, cuando el terror alcanzaba límites incalculables, los hombres tensaron las correas puño a puño hasta que de pronto liaron sus pies y manos con ellas, levantando sobre sus cabezas el arqueado cuerpo de la esclava capturada.
Los hombres gritaban o golpeaban su puño derecho sobre el hombro izquierdo mostrando su complacencia. Había estado realmente sensacional.
Luego, los hombres la llevaron atada ante mi mesa.
—Una esclava —dijo uno de ellos.
—Sí, una esclava —murmuró la joven.
La música acabó con gran estrépito. Los hombres parecían locos lanzando gritos y aplaudiendo. Yo estaba realmente satisfecho.
                                                                                             
DANZA DEL LÁTIGO 
En la danza del látigo, aunque hay varias versiones de él, según la localidad, la chica casi nunca es golpeada con el látigo a menos, por supuesto, que ella no interprete bien. Cuando el látigo es chasqueado, de cualquier forma, la chica comúnmente reaccionará como si hubiera sido golpeada. Esto, unido a la música, y la belleza de la esclava, y el simbolismo obvio de su belleza bajo la disciplina del Señor, puede ser extremadamente erótico y lleno de poder. En un elegante y civilizado contexto, de belleza y música, se hace claro lo rudo y primitivo de las relaciones antiguas, genéticas, biológicas y sexuales entre los hombres y las mujeres.
El baile del látigo continuó ante nosotros, Estaba llegando a su clímax.
Presté mi atención a la bailarina en el suelo. Ella estaba acostada sobre su espalda, con una rodilla levantada, los brazos a los lados, palmas hacia abajo, ante el rudo con su látigo, que lo elevaba hacia ella. Su cabeza estaba girada hacia un lado. Entonces, ella la giró hacia el rudo que la tiranizaba. Miró profundamente en sus ojos. Entonces, delicadamente. Con un gesto elegante, giró las manos, poniendo el dorso en el suelo, exponiendo sus palmas, y la suave carne de las mimas, hacia él, indicando su rendición, su sumisión, su vulnerabilidad y su buena voluntad.
Hubo aplausos de las mesas.
El rudo, entonces se agachó a su lado y le rodeó el cuello con el látigo. La hizo caer de rodillas ante él. Ella le miró con el cuello enrollado con el látigo.
Hubo más aplausos. Entonces el rudo miró a Policrates, que indicó una mesa. Él empujó a la chica a sus pies y haciéndola correr sobre las baldosas, y entonces liberando su cuello del látigo, la lanzó tropezando a los brazos de unos piratas esperando, los cuales, con un grito de placer la midieron y empezaron a trabajar sus fuertes voluntades contra ella. Hubieron más aplausos y risas
Pícaro de Gor



DANZA DEL CINTURÓN
Observé a Phyllis Robertson ejecutando la danza del cinturón, sobre pieles desplegadas entre las mesas, ante los ojos de los Guerreros de Cernus y los miembros de su personal. Al lado, Ho-Tu se metía potaje en la boca con una cuchara de cuerno. La música tenía acentos ásperos, era una melodía del Delta del Vosk. La danza del cinturón es una danza creada y difundida por las bailarinas de Puerto Kar. Como de costumbre, Cernus estaba enfrascado en un juego con Carpus, y tenía ojos únicamente para el tablero.
Con la cuchara, Ho-Tu señaló a Phyllis.
La danza del cinturón se baila con un guerrero. Ahora, la joven se retorcía sobre las pieles, a los pies del hombre, moviéndose como si él la hubiera golpeado con un látigo. Tenía una cuerda de seda blanca anudada a la cintura; a esa cuerda esta unido un estrecho rectángulo de seda blanca, que tendría unos sesenta centímetros de longitud. En el cuello, un collar de esmalte blanco, con cerradura. Ya no usaba la banda de acero en el tobillo izquierdo.
“Excelente” dijo Ho-Tu, mientras dejaba la cuchara.
Ahora Phyllis Robertson yacía de espaldas, y un momento después de costado, y más tarde se volvía y rodaba, y alzaba las piernas, y se cubría el rostro con las manos como si estuviese protegiéndose de los golpes, y el rostro mismo era una máscara de dolor y miedo.
La música cobró un ritmo más intenso.
La danza se llama así porque la cabeza de la joven nunca debe sobrepasar el nivel de la cintura del Guerrero, pero solo los puristas se preocupan de tales refinamientos; sin embargo, cuando se ejecuta la danza es imperativo que la joven nunca se incorpore.
Ahora la música se convirtió en un gemido de rendición, y la muchacha estaba de rodillas. La cabeza inclinada, las manos en los tobillos del Guerrero, los labios en los pies del hombre.
“Sura está haciendo un buen trabajo” dijo Ho-Tu.
Estuve de acuerdo.
La danza del cinturón estaba llegando a su punto culminante, y me volví para mirar a Phyllis Robertson. A la luz de las antorchas, estaba de rodillas, el Guerrero a su lado, sosteniéndola de la cintura. Había echado hacia atrás la cabeza, y sus manos se movían sobre los brazos del Guerrero, como si deseara apartarlo para acercarlo después aún más, y la cabeza de Phyllis entonces tocó las pieles, y su cuerpo era un arco cruel en las manos del hombre; y después, con la cabeza inclinada, pareció que ella luchaba y que su cuerpo se enderezaba, hasta que, salvo la cabeza y los talones, descansó sobre las manos del hombre cerradas alrededor de la cintura, los brazos extendidos a ambos lados de la cabeza hasta que los dedos tocaban la piel que recubría el suelo. En este punto, con un toque de címbalos, los dos bailarines permanecieron inmóviles. Después de un instante de silencio bajo las antorchas, la música dio la nota final, con un toque potente y desgarrador de címbalos; el Guerrero la depositó sobre las pieles y los labios de la joven, con los brazos alrededor del cuello del hombre, buscaron ansiosos los labios del Guerrero. Al fin, los dos bailarines se separaron y el varón retrocedió, y Phyllis permaneció, abandonada sobre las pieles, sudorosa y jadeante, la cabeza inclinada.
Asesino de Gor


-La danza del cinturón: La danza del cinturón es una danza creada y difundida por las bailarinas de Puerto Kar. se baila con un Guerrero. Ahora, la joven se retorcía sobre las pieles, a los pies del hombre, moviéndose como si él la hubiera golpeado con un látigo. Tenía una cuerda de seda blanca anudada a la cintura; a esa cuerda estaba unido un estrecho rectángulo de seda blanca, que tendría unos sesenta centímetros de longitud. En el cuello, un collar de esmalte blanco, con cerradura. Ya no usaba la banda de acero en el tobillo izquierdo. yacía de espaldas, y un momento después de costado, y más tarde se volvía y rodaba, y alzaba las piernas, y se cubría el rostro con las manos como si estuviese protegiéndolo de los golpes, y el rostro mismo era una máscara de dolor y miedo. La música cobró un ritmo más intenso. La danza se llama así porque la cabeza de la joven nunca debe sobrepasar el nivel de la cintura del Guerrero, pero sólo los puristas se preocupan de tales refinamientos; sin embargo, cuando se ejecuta la danza es imperativo que la joven nunca se incorpore.
Ahora la música se convirtió en un gemido de rendición, y la muchacha estaba de rodillas, la cabeza inclinada, las manos en los tobillos del Guerrero, los labios en los pies del hombre. estaba de rodillas, el Guerrero a su lado, sosteniéndola de la cintura. Había echado hacia atrás la cabeza, y sus manos se movían sobre los brazos del Guerrero, como si deseara apartarlo, para acercarlo después aún más, y la cabeza de Phyllis entonces tocó las pieles, y su cuerpo era un arco cruel en las manos del hombre; y después, con la cabeza inclinada, pareció que ella luchaba y que su cuerpo se enderezaba, hasta que, salvo la cabeza y los talones, descansó sobre las manos del hombre cerradas alrededor de la cintura, los brazos extendidos a ambos lados de la cabeza hasta que los dedos tocaban la piel que recubría el suelo. En este punto, con un toque de címbalos, los dos bailarines permanecieron inmóviles. Después de un instante de silencio bajo las antorchas, la música dio la nota final, con un toque potente y desgarrador de címbalos; el Guerrero la depositó sobre las pieles y los labios de la joven, con los brazos alrededor del cuello del hombre, buscaron ansiosos los labios del Guerrero. Al fin, los dos bailarines se separaron, el varón retrocedió, y Phyllis permaneció abandonada sobre las pieles, sudorosa y jadeante, la cabeza inclinada.

                                                                                              
DANZA DE LA VIRGEN


Hay tres categorías básicas en los bailes de las vírgenes. Primero, se refieren a los tipos de bailes adecuados para una virgen. Estos bailes raramente seríanvistos en una taberna. Segundo, Se refieren a cualquier danza que exponga a una virgen que pronto va a perder su virginidad. Tercero y más común, se refiere a un baile de rol en el que la chica baile como si ella fuera virgen pero supiera que pronto iba a ser violada. Este tipo de baile es raramente interpretado por una virgen actual. No es un baile que exprese una historia sino que es más emocional o actitudinal.


                                                                                                 
                                                  
PASOS PARA ESCRIBIR UN BAILE GOREANO
                                                                   
                                                                                              
"¡Baila! le dijo su Amo; "¡Haz que baile tu belleza!"
Sí, haz que baile, tu belleza, la esencia de la femineidad en su forma más pura, tu retorno a la inocencia, pues no eres más que una esclava.
Muchos piensan que bailar es complicado, pero hay q aprender a desglosar el baile, a pensar en él, a discernir cuáles son tus sentimientos en cada ocasión, a expresar lo que quieres decir, y qué siente tu cuerpo, todo esto es lo que causará el efecto que quieres.
PRIMERO:
Decide qué tipo de baile quieres hacer. Examina tus sentimientos. Decide para qué escribes el baile: ¿para una ocasión especial, para un Amo o Ama en concreto, o sólo para aprender? Piensa en la música, qué tipo de música quieres usar. En Gor la música se ha descrito como "salvaje y bárbara"... Imagina melodías tocadas con varios instrumentos de cuerda en tu cabeza. Deja que tu cuerpo sienta los tambores. Siente cómo comienza la música y alcanza su clímax. Cuando lo alcanza, deja que tu cuerpo se una a ese clímax, conviértete en una/o con el sentimiento de todo ello.
Lee alguno de los bailes de los libros, los de otras esclavas, investiga, hazte una idea de qué implica cada baile. En definitiva, hazte una idea de qué quieres hacer.
Cualquier tipo de baile puede servirte para ponerte en situación, pero velo de una manera distinta, observa cada movimiento de los bailarines, cómo giran, extienden, contraen, cada parte de su cuerpo, intenta describir mentalmente, poniéndote en su lugar qué movimiento acaba de hacer, cómo lo ha hecho, qué partes de su cuerpo se han movido al unísono, y cómo sus movimientos se adaptan al ritmo de la música.
Intenta adivinar qué quiere expresar con cada gesto, con cada pirueta, individualmente, y la coreografía en su conjunto.
El baile es una manifestación artística, y generalmente expresa algo. Aprende a leerlo, y a medida que de manera crítica aprendes a leerlo, aprenderás a escribirlo con soltura.
Documéntate, hay miles de sitios donde puedes ver bailes étnicos, tribales, turcos, persas, árabes, flamencos, incluso el strip-tease... Recuerda que la danza goreana tiene que ver con esos aspectos étnicos que poco tienen que ver con nuestra cultura, como la danza del vientre, la de los velos... Son bailes exóticos y sensuales casi siempre. Absorve, aprende y aprehende cuanto puedas hasta que creas que tienes suficientes ideas para incorporar a tu baile.
SEGUNDO:
Ahora, haz una lluvia de ideas, haciendo un guión o una lista, o escribiendo libremente, empieza a tomar apuntes. Puedes poner lo que quieras, desde ideas sobre la música o frases que quieres usar, sentimientos, ideas de qué te vas a poner, quizá algún paso de baile, que te gustaría incorporar, o quizá mejor incluso, unos címbalos.
TERCERO:
Coge tu lluvia de ideas y ordena lo que has escrito como creas que pueden combinarse: introducción, nudo y desenlace. De esa manera tendrás un esbozo, un guión muy general para tu baile.
CUARTO:
En esta fase, escribe un primer boceto del guión. Empieza a añadir descripciones: cómo se mueve tu cuerpo, tus sentimientos de tristeza o alegría, dependiendo del baile q hayas elegido. Si te cuesta trabajo plasmar tus sensaciones, prueba a confeccionar unas campanillas para los tobillos y pontelas mientras escribes... camina con ellas y escribe qué sientes.
La coreografía puede ser a tu elección, y añade mucha expresividad al baile
Un ritmo básico puede poner énfasis en el primer, segundo y tercer golpe. Puede ser un marco para describir el uso de los címbalos siguiendo un patrón que se une y matiza enriqueciendo las campanillas de tus tobillos. Reproduce el rimo en tu cabeza, fusionándolos para crear una melodía que se transformará en tu energía, y esta energía en tu movimiento.
QUINTO:
Lee y comprueba si lo que has escrito puede recrear una imagen nítida en el espectador. Si no, ajústalo y haz los cambios que consideres necesario.


                                                                                             

                                                                                         
PERGAMINO DE LUTHER BAILE GOREANO
#46. Bailes de esclavas
Mensaje Nogr Sohl el Sáb Mayo 08, 2010 1:11 pm
                                                                                      
"La danza de esclavas, este tipo de danza, en sus miles de variantes, en el que una hembra puede sensual y hermosamente, maravillosa y plenamente, expresar las profundidades de su naturaleza. En tales bailes la mujer se mueve como una hembra, y se muestra a sí misma como mujer, en toda su pasión y belleza. No es de extrañar que las mujeres adoren este tipo de baile, que las hacen tan deseables y hermosas, en el que se sienten tan libres, tan sexuales, tan esclavas.” (Magos de Gor, pág. 44)

Pocas citas pueden resumir mejor la esencia del baile de esclavas. En términos simples, los bailes de las esclavas están destinados a ser realizados solamente por las esclavas. Por definición, no están destinados a ser realizados por mujeres libres. Las mujeres libres tienen a menudo prohibida la visión de las danzas de las esclavas, sobre todo las variedades más eróticas. La razón principal de esto no es que pueden sentirse ofendidas, sino para su propia protección. La visión de las danzas puede dar lugar a que se enciendan deseos de esclava en la mujer libre. Esto podría llevar a la mujer libre a exponerse a situaciones en las que podría ser esclavizada. Sin embargo, un número de médicos recomiendan a las mujeres libres que aprendan los bailes de esclava si desean dejar de ser frígidas. Incluso si aprenden estos bailes, una kajira sigue siendo mil veces más sensual que una mujer libre.

Existe una abundante variedad de bailes de esclavas en Gor. Entre ellos se incluyen bailes en los libros tales como, el baile del cinturón, el baile de la marca, el baile de captura, el baile de la cadena, el baile de exposición, el baile del odio, el baile de la caza, el baile de la correa, bailes de amor, danza de amor de la esclava recién collarizada, la danza de la estera, la danza de la necesidad, la danza apaciguadora, el baile del poste o estaca, la danza de la rebelión, la danza sa-eela, la danza de las seis correas, la danza de sumisión, la danza de sumisión de la esclava atrapada con red, la danza de la cuerda, la danza de la baldosa, la danza de la esclava Tuchuk, la danza de la virgen, y la danza del látigo. Esto no es, de ninguna manera, una lista exhaustiva y muchas de estas danzas sólo se mencionan brevemente en las novelas.

No hay ninguna o escasa estandarización en el baile de esclavas. Un baile puede variar de una ciudad a otra, de una taberna de paga a otra, e incluso de una esclava a otra. Cada muchacha, a su manera, lleva a un baile su propia personalidad, arte, emociones, sensualidad y necesidades. La forma corporal de la muchacha también afectará a su estilo y a la forma de bailar. El lugar de la danza, la hora del día, y el número y tipo de observadores también afectará al baile. Una muchacha puede incluso bailar el mismo baile de manera diferente cada vez que lo realiza. Para la mayoría de los bailes, sólo hay ciertos fundamentos que la danza se comparten con otras danzas del mismo nombre.

Se dice que: "En toda mujer hay una bailarina." (Mercenarios de Gor, pág.60). Muchos goreanos creen que la habilidad para el baile puede ser genética en el género femenino. Se basan en el hecho de que el aprendizaje de un baile de esclava para una chica a menudo sigue, de manera asombrosa, una marcada curva de aprendizaje. Esto tiende a apoyar la teoría de que al menos las primeras nociones de la danza de esclava pueden estar codificadas genéticamente. Podría tratarse de un mecanismo de supervivencia para las mujeres. La mujer que sabe bailar bien y ser complaciente comúnmente será la elegida. Este rasgo genético puede ser más patente en ciertos tipos de bailes, tales como en el de la necesidad y en los bailes de exposición, donde el mecanismo de supervivencia sería el más evidente.

La música no es ni siquiera necesaria para el baile de esclava. Una muchacha puede realizarla simplemente oyendo la música dentro de su mente. El baile no tiene más que ser movimientos hermosos. A una kajira se le dio le siguiente consejo: "Muévete de la manera mas seductora y hermosa que puedas, y como una esclava, balanceándote, arrastrándote, de rodillas, rodando, boca arriba, boca abajo, suplicando, pidiendo, afligida, acariciando, besando, lamiendo, frotándote contra ellos". Mercenarios de Gor, pág.60). Los movimientos de suelo son un tipo de baile donde la chica no puede elevarse más alto que las rodillas de un hombre. "De pocas maneras se hace tan patente y manifiesta la esclavitud de una mujer como cuando realiza un movimiento de suelo, como cuando debe, de hecho, bailar ante los hombres, sin levantarse jamás por encima de sus propias rodillas.” (Kajira de Gor, pág.288). Los movimientos de suelo incluyen maniobras tales como girar, enroscarse, rodar, gatear, a veces sobre las manos y las rodillas, a veces sobre el estómago, a veces de rodillas, sentada o acostada, o medio sentada, medio tumbada, o medio de rodillas, medio tumbada. El caminar de rodillas Turiano es un tipo específico de movimiento de suelo que no esta realmente descrito en los libros. De su nombre podemos deducir que implica mucho movimiento sobre las rodillas. Un baile también puede ser muy formal y estructurado, con fases claramente definidas y contando una historia específica.

                                                                                            
Las Bailarinas obtienen precios excelentes como esclavas, algunos de los precios más altos para cualquier tipo de esclava. Las Bailarinas, a menudo, pueden costar una cantidad expresada en tarns de oro. Hay incluso esclavistas que se especializan en el alquiler, compra y venta de bailarinas. En la mayoría de tabernas de paga, las bailarinas se negocian por separado. Por lo general, no están incluidas en el precio de una copa de paga. La mayoría de las tabernas tienen un cuadrado de arena donde las chicas pueden bailar. En general, se espera que una bailarina pueda satisfacer cualquier deseo sexual que despierte en su público, sobre todo en las tabernas de paga. A veces, incluso una chica puede tener que bailar por su propia vida. Un amo puede ordenarles bailar y si no son lo suficientemente complacientes, podría matarla. En realidad, el asesinato de una bailarina es probablemente poco frecuente, ya que son propiedades muy valiosas.



"La verdadera bailarina, que tiene una gran capacidad para estos asuntos, y años de experiencia, es una maravilla para la vista, porque parece siempre diferente, sutil y sorprendente. Algunas de estas muchachas, curiosamente, ni siquiera son particularmente bellas, aunque en la danza se transforman. Supongo que gran parte de la sensibilidad de estas chicas tiene que ver con su sensibilidad respecto a los espectadores, con su experiencia al interpretar para distintos públicos, provocándolos y deleitándolos de diversas formas, haciéndoles entonces creer, que se sentirían decepcionados, o que ella es mediocre, y de repente, por el contrario, sorprenderlos, asombrándolos y volviéndolos locos de deseo por ella. Esa chica, después de un baile, puede recoger docenas de piezas de oro de la arena, poniéndolos en sus sedas, corriendo de vuelta hacia su amo. " (Asesino de Gor, pág.91)



Algunos dicen que las bailarinas de Puerto Kar son las mejores de Gor. Otras ciudades reivindican lo mismo también. Es evidente sin embargo que todas las ciudades producen excelentes bailarinas y son una mercancía valiosa.



Por lo general, para convertirse en una buena bailarina, una kajira necesita mucho adiestramiento y práctica. Toda bailarina espera un día ser lo suficientemente buena "para que se le permita bailar ante un Ubar". (Guardia de Gor, pág. 234). La constitución física de las buenas bailarinas tiene infinidad de variantes. No existe una complexión mejor que otra para la danza. A veces, es posible un amo concreto para que saque a la luz la bailarina que hay dentro de una chica. Como en todas las otras habilidades, obviamente, una chica tiene que practicar constantemente para convertirse en un buena bailarina. Las Kajirae deben adquirir muchas tablas frente a el público. "Es bueno que practiquen, oyendo y viendo cómo los hombres les responden. Ésa es la manera de aprender lo que realmente les gusta a los hombres. Al final, digo, son los hombres los que enseñan a las mujeres a bailar." (Asesino de Gor, pág. 91).



Algunos bailes de la Tierra, como la danza del vientre, se parecen a los bailes de Gor. Otras danzas terrestres nunca se ven en Gor. Por ejemplo, los bailes de carnaval como los bailes de burbujas o el baile del abanico no existe en Gor. Los Goreanos no los consideran danzas reales, sino más bien un tipo de burla cómica. Algunos bailes Goreanos, especialmente las danzas de historia, no existen en la Tierra.




                                                                                                    
El baile se puede hacer desnuda, con joyas o con sedas de baile. Estas sedas son por lo general transparentes y pueden ser de cualquier color. Una manera frecuente de llevarlas es reposando sobre las caderas cayendo hasta los tobillos. Las sedas por tanto, se puede llevar de múltiples formas, dependiendo de la chica, la danza y el público. Las joyas pueden ser de cualquier tipo pero lo más normal es que sean sería brillantes, relucientes y emitan sonido. Una bailarina llevaba un cinturón de bajo valor, con monedas ensartadas unas sobre otras. Las campanillas de esclava son también muy comunes. Muy a menudo, los hombres pondrán campanillas a sus chicas, usualmente solo aquel que tenga potestad sobre la esclava. Rara vez, será la esclava quien se las ponga. A menudo se las ponen en los tobillos aunque también se las ponen en las muñecas, cinturones o en otros lados. Muchas esclavas saben cómo llevar sus campanillas para volver loco de pasión a un hombre. Las bailarinas también llevan a veces crótalos, platillos para los dedos. Se llevan en el dedo pulgar y el dedo índice de cada mano. La bailarina, diestramente, utilizará el sonido que producen al chocar los platillos diminutos para mejorar su baile.



                                                                                                                            



La cadena de baile, también conocida como collar de baile, es otra herramienta que se utiliza, a veces, para realzar el baile de una chica. Se utilizan a menudo en la región del Tahari. La cadena de baile básica consiste en una larga y fina cadena. Se une a un aro del grillete de la mano derecha y luego hacia el collar de la esclava. Luego desciende hasta un aro en su grillete izquierdo. La cadena cuelga hasta sus rodillas. Esta cadena tiene la intención de ensalzar su baile, no de restringirlo. Impone limitaciones sutiles pero son meros indicativos intencionados de la esclavitud de la chica. Una cadena tradicional en el Tahari es el óvalo y el collar. Para ponerse la cadena, se pondrá de rodillas, con la cabeza baja, en un gran óvalo formado por la cadena. A ambos lados de la parte superior del óvalo se encuentran dos grilletes para los tobillos. Se tira del óvalo hacia adentro y se cierran los grilletes de pies y manos de la muchacha. Alrededor de su garganta se coloca un collar de baile. La parte delantera del cuello tiene argolla abierta. La cadena se coloca dentro de la argolla para cerrarla. Así quedan las muñecas separadas casi un metro y los tobillos medio metro aproximadamente.



                                                                                               
A pesar de que todos los bailes son diferentes, que varían incluso entre una mujer y otra, hay algunos aspectos esenciales comunes a todos ellos. Los bailes pueden comenzar de varias formas, aunque una posición de inicio común es con las manos levantadas sobre la cabeza y el reverso de las muñecas tocándose, el cuerpo erguido y el estómago encogido, con la pierna derecha flexionada y extendida, mientras los dedos de los pies tocan el suelo. La mayoría de los bailes también consisten en una serie de distintas fases. A lo largo de estas fases la música puede variar, al igual que los movimientos y las expresiones de la chica. En un baile de historia, cada fase pretende representar un segmento de dicha historia. También hay bailes “de los libros” y bailes que no aparecen en los libros. Un baile de los libros, es aquel que se menciona en los libros. Si realizas un baile de los libros, deberías representar los elementos básicos correctamente. Cabe licencia artística, pero aún así has de seguir los preceptos, o dejaría de ser un baile de los libros. No todos los bailes de los libros están tan descritos, si es que lo están. Pero daré información sobre muchas de estas danzas.



                                                                                                 
BAILE DEL CINTURÓN: Se desarrolló y se hizo famoso por las bailarinas de Puerto Kar. Se realiza sobre pieles del amor con un Guerrero. Recibe su nombre por el principio básico por el cual, una chica no debe alzarse por encima del cinturón de un guerrero. Es importante que la chica no se ponga de pie. Este baile incluye muchos movimientos de suelo ya que no se yergue sobre sí misma. Tiene diferentes fases, y en las últimas reconoce que él es el Guerrero y entonces ella trata de complacerle. Él se mostrará distante y sus esfuerzos por complacerlo se volverán más desesperados. En el clímax del baile, la muchacha estará de rodillas. El Guerrero a su lado, asiéndola por la parte baja de la espalda. La kajira se inclinará hacia atrás hasta que su cabeza toque las pieles y el guerrero hará que se tienda sobre el suelo. Acabarán el baile con un beso.




                                                                                                    
BAILE DE LA MARCA: Este es un baile que se menciona en los libros, pero nunca se describe. De su nombre, podemos especular que es un baile de historia sobre una chica que es marcada. Las fases iniciales de la danza podrían tratar sobre los temores de la chica por ser marcada. Las fases intermedias representarán su marcaje y las últimas fases mostrarán a la muchacha aceptando y admirando la marca.



                                                                                        
BAILE DE LA CADENA: Ésta parece ser un baile largo con numerosas fases. Comienza con una mujer cubierta y con velo, asustada y nerviosa, tratando de huir de un desconocido que la persigue. Un guerrero aparece, impidiendo continuamente su huida. Eventualmente, él la captura, y la despojará del vestido y el velo. Ella le suplicará desesperadamente, pero sin ningún fruto. Entonces se arrodillará y someterá a él. El Guerrero le pondrá un collar y la encadenará, usando un collar turiano y una cadena de unos seis metros. La muchacha se alejará todo lo que le permita la cadena y comenzará a bailar. A veces, el Guerrero tirará de la cadena hacia él y luego soltará cadena, aunque habrá reducido la longitud de la misma. Lo hará en varias ocasiones, cada una indicando una fase distinta del baile. Estas fases mostrarán distintos estilos y emociones, desde un baile feroz lleno de odio, hasta uno lleno de gracia y suplicante. Otras fases serán muy pausadas, casi sin movimiento excepto por el movimiento de la cabeza o la mano. Incluso se darán fases desafiantes y ágiles, majestuosas, simples, orgullosas, e incluso desdichadas. El baile termina cuando se acaba la cadena. Entonces el Guerrero besará a la muchacha y se la llevará.



                                                                                       



BAILES DE ODIO/REBELIÓN: Estos bailes no se describen demasiado, si bien pretenden mostrar ciertas emociones. Permiten a las muchachas mostrar odio y rebelión contra sus amos, pero no así como terminan. Cada uno de estos bailes concluirá con la rendición de la chica a su amo como su esclava de amo. Al igual que la orden “mostrar rebelión”, éstos pueden ser bailes crueles para hacerlas bailar.



                                                                                              



BAILE DE AMOR DE LA ESCLAVA RECIÉN COLLARIZADA:Hay muchas variaciones de esta danza y la mayoría de las ciudades tienen su propia versión. El tema básico de esta danza es que una chica baila con alegría por que pronto va a yacer entre los brazos de su fuerte amo.



                                                                      



BAILE DE NECESIDAD: Suele realizarse en 5 etapas claramente definidas. Las fases están marcadas por la música y los movimientos y expresiones de la kajira. Durante la primera fase, la chica bailará, fingiendo indiferencia ante la presencia de los hombre que tiene alrededor. En la segunda fase, puesto que aún no ha sido violada, ha de mostrar sutilmente su consternación, incomodidad e inquietud. Comienza a percatarse de sus necesidades sexuales y luchará contra ellas. Al final de esta fase, ha de evidenciarse que tiene grandes y profundas necesidades sexuales y que teme no resultar suficientemente atractiva a los hombres. Durante la tercera fase, casi comportándose como una dama, admitirá su derrota en su intento de ocultar su sexualidad. Entonces admitirá ante los hombres tener necesidades sexuales, invitándoles a reclamarla. A su vez, seguirá mostrando temor a no ser aceptable para los hombres. En la cuarta fase, también llamada la Fase del Calor de la Sleen con Collar, bailará sin pudor su necesidad y suplicará que la satisfagan sexualmente. La última fase también se denomina el Calor de la Esclava. Es una fase llena de dramatismo, en la que la chica admite abiertamente que es una esclava y suplica que la violen. Rara vez estará de pie en esta fase. Obviamente, si ha sido satisfactoria, será violada al concluir el baile.



                                                                                             
BAILE DE LA ESCLAVA ATRAPADA EN UNA RED: Esta danza comenzará con un número de esclavas contorsionándose en una red sobre el suelo. Algunas chicas irán vestidas de cazadores de esclavos aunque seguirán distinguiéndose como esclavas. Los “cazadores” llevan bastones livianos, simulando pinchar y atormentar a las chicas en la red. Se produce mucho trabajo hábil con los palos. Casi al final del baile las “cautivas” serán mostradas orgullosamente. Entonces, con el restallar del látigo de esclavas, los “cazadores” se desnudarán, para unirse a las cautivas. Una red de mayor tamaño será entonces usada para cubrir a todas las esclavas.



                                                                                                   
                                                                                                     



BAILE APACIGUADOR: Hay muchas versiones de este baile. El propósito de éstos bailes es que una muchacha suplique perdón y calmar el enfado de su amo. Ella se esforzará en mostrar su sinceridad y su deseo de mejorar. Todas las esclavas adiestradas aprenden algún tipo de danza apaciguadora durante su entrenamiento. Algunas tienen coreografías estandarizadas, forjadas por la costumbre y la tradición, como los majestuosos “Bailes de Contrición” de Turia. La mayoría de estos bailes son bailes “libres” en los cuales las esclavas improvisan los movimientos. La bailarina arreglará el baile para que se ajuste a la naturaleza de la ofensa y de su amo.



                                                                                               



BAILE DEL POSTE O DEL MÁSTIL: Hay muchas versiones de este baile, algunas, en las que se utiliza un poste de verdad, mientras que en otros se utiliza uno imaginario. El baile lo interpretará una o más chicas. Pueden estar o no atadas. La chica bailará alrededor del poste, besándolo, acariciándolo y lamiéndolo. Si se interpreta sin él, la chica bailará pretendiendo que existe. Una muchacha puede adquirir un control notable de este poste imaginario. El baile puede ayudarla a aprender cómo dirigirse ante un amo que está de pie. Así puede tratarle como si él fuera el mástil.



                                                                                          
SA-EELA: Éste es uno de los bailes que pertenecen al grupo de bailes denominados Bailes de Seducción de la Esclava Privada de Amor. El tema común es el intento de una esclava abandonada para llamar la atención de su amo. La Sa-eela suele hacerse desnuda, sólo con un collar puesto. Es un baile conmovedor, profundamente rítmico y erótico, uno de los bailes de esclava más impactantes. Se realiza de manera distinta en diferentes ciudades. Consiste en una serie de fases diferenciadas. Durante la fase de exhibición, la muchacha remarca todos los aspectos de su belleza, como el pelo, las piernas, pies, manos, etc. Es básicamente una fase de descripción de sus atributos físicos. En las fases finales del baile, la chica trata de despertar el interés de su amo, poniéndose a su merced. No es un tipo de baile que se realice en presencia de mujeres libres.




                                                                                                    



BAILE DE LAS SEIS CORREAS: En este baile, la muchacha lleva un collar y aros cerrados en las muñecas y los tobillos. Tanto el collar como los aros llevan campanillas. Seis hombres la atarán con un tramo de fibra de atar. Uno de los tramos se atarán a los anillos y dos a su cintura. Los hombres entonces se ponen de pie junto a ella, tres a cada lado, a unos dos o tres metros de distancia. Cada uno de ellos sujeta un extremo de la fibra de atar. La muchacha empezará a bailar como si no llevara grilletes. Finalmente comenzará a moverse y sentir una sutil limitación de movimientos. Fruncirá el ceño, mostrándose enfadada y confundida al principio. También llevará en un principio el pelo recogido con alfileres. A lo largo del baile se los retirará dejando que el pelo caiga suelto. Se dará cuenta de que no se le permite que vuelva a recogerse el pelo con los alfileres. Finalmente la chica entiende su difícil situación y tratará de resistirse. Puede lanzarse contra uno de los hombres, pero los demás se lo impedirán sujetándola. Finalmente, los hombres tensarán las correas, la atarán, y la levantarán por encima de sus cabezas, mostrando su cuerpo atado por toda la estancia.



                                                                                            



BAILE DE LA CUERDA: Este baile se asemeja en algunos aspectos al baile de las seis cuerdas y al del poste. A la muchacha se la ata a un poste. Puede entonces luchar contra sus ataduras o quererlas. La cuerda puede limitar los movimientos de su cuerpo o acariciarla. También puede incluir el poste de esclavos en su baile, de manera que también se asemeje al baile del poste.



                                                                           



BAILE DE LAS BALDOSAS: Esta danza se realiza generalmente sobre baldosas rojas bajo la argolla de esclava de la cama de un amo. La bailarina suele estar encadenada al anillo de esclava. Realiza el baile sobre su espalda, boca abajo y de lado. Simboliza la impaciencia y el sufrimiento de la kajira privada de amor. Una premisa del baile es que ella cree estar sola. Se moverá y retorcerá de necesidad. Entonces el amo supuestamente la sorprende y ella tratará de ocultar el tormento de su necesidad. Pero no será capaz y finalmente deja atrás su orgullo. Finalmente se retorcerá abiertamente, suplicándole que la toque y la viole.



                                                                                               



BAILE DE LA VIRGEN: Existen tres categorías básicas en los bailes de vírgenes. En primer lugar, se refieren a los bailes que son apropiados para las chicas vírgenes. Rara vez se verá esta variedad en una taberna. En segundo lugar, se refieren a los bailes que muestran a una virgen que pronto perderá su virginidad. En tercer lugar, y con más frecuencia, se refieren a los bailes de interpretación, en que una chica baila como si fuera virgen sabiendo que pronto va a ser violada. Este tipo de baile rara vez lo hace una chica realmente virgen. No es un baile de historia, sino más bien una pieza de baile más emocional o de actitud.



                                                                                            



BAILE DEL LÁTIGO: Hay numerosos tipos de danza del látigo, unos con y otros sin música. En algunas variedades, ni siquiera es realmente un baile. Una chica desnuda simplemente se mueve de manera seductora por la estancia tratando de atraer a los hombres presentes. Los hombres pueden decirle a la chica que baile de determinada manera. Si no la encuentran agradable, será azotada. Cuando un hombre está suficientemente excitado, la llevará a su estera para disfrutar de ella. Después de eso, la chica volverá a bailar para el resto de los hombres y continuará hasta que todos los hombres estén, o bien satisfechos, o hayan decidido abandonar. En otra variante, un número equitativo de esclavas baila para los hombres. Las chicas se desnudan con los golpes del látigo y bailan entonces para ellos. El hombre que quiera que una esclava le baile, azotará su espalda. Asimismo, azotará a las chicas que no bailan para él hasta que lo hagan. Es normal que las esclavas den cinco vueltas al grupo de manera que los hombres puedan inspeccionarlas. Cuando una esclava es suficientemente complaciente, dejará de bailar e irá a las pieles del hombre.



                                                                                                                                                              
También hay una serie de bailes que son específicos de ciertas ciudades o culturas. Éstos son algunos de esos bailes.



BAILE DE IANDA: En la isla de Ianda, ubicada al norte de Anango y cerca de la orilla, las niñas aprenden a bailar con las manos y con cuentas para formar ciertas figuras que tienen significado simbólico. Algunas de estas figuras son una mujer libre, el látigo, la esclava entregada con collar, la esclava ladrona, la chica aterrorizada llamada por su amo, la chica encontrándose con uno con la plaga, obediencia y dicha. Se parece en algunos aspectos a la lengua de signos de los Salvajes Rojos, si bien también se usan cuentas para este tipo de baile. Pocas chicas que no sean de Ianda conocen este tipo de baile.




                                                                                                  
BAILE DE LAS CHICAS DE RENCE: La Casta de los Renceros vive en los pantanos y marismas del Delta del Vosk. Las danzas de las chicas del rence son únicas en Gor. Hay algo de salvajismo en sus bailes, pero también, un carácter majestuoso y estilizado. Hay movimientos que recuerdan el lanzamiento de redes, la forma de llevar las embarcaciones con botador, el tejido de rence, o la caza del gant. Pero, todos sus bailes al final, se convierten en bailes de mujeres que desean a los hombres. Hasta la chica más tímida se tornará bastante lasciva, En la comunidad de los Renceros, cuando una muchacha baila por primera vez simboliza el final de la infancia. Los bailes suelen realizarse en círculo en sus fiestas. Sólo se deja bailar a las mujeres solteras y después de la misma se emparejan con los solteros.



                                                                                                      
BAILE DE LA ESCLAVA TUCHUK: Este baile lo realizan las esclavas de los Tuchuks, una tribu de los Pueblos de los Carros. Por desgracia no se describen apenas. La mayoría de estos bailes se hacen de noche, al aire libre a la luz del fuego.




                                                                                                      
BAILE DE LAS PANTERAS: Algunas noches, bajo las lunas, las chicas pantera bailan desnudas de manera salvaje, como esclavas, dentro del círculo de baile. Suelen danzar cuando la supresión de su feminidad se vuelve demasiado dolorosa. Cada banda dispone de un círculo de baile cerca de su campamento. Suele ser un claro de unos veinte o treinta metros de diámetro. A un lado se encuentra un poste de esclavas, de metro y medio de altura y unos dieciocho centímetros de grosor. Tiene dos aros de metal, uno a unos sesenta centímetros de la base y otro a un metro. En la parte delantera, cerca del extremo superior, se encuentra, grabada en la corteza, una burda representación de unos grilletes de esclava abiertos. En el centro del círculo hay cuatro pesadas estacas, de unos quince centímetros de altura, formando un cuadrado pequeño pero amplio. La esclavización de los hombres suele también realizarse en estos círculos.




                                              



                                                                                                                                     



Traducido por Nornor Mai y Nogr Sohl, del original en inglés:
Luther's Gorean Educational Scrolls, Essay #46: Slave Dancing v. 5.0s.

                                                                    
                                                                                                         

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